Las instrucciones
eran claras y distintas, pero no lo son tanto cuando las libertades escuchan, asienten
y, después, modifican según la voluntad o los acontecimientos van dictando...
Esos “educadores”,
monitores y animadores desalmados (¿se puede animar cuando no se tiene alma?) que organizaron todo, habían acordado darle un punto de experiencia fundante a aquella etapa del
Camino. No irían en grupo grande, sino de dos en dos...No con quien quieres,
sino con quien te toca. No con quien estás comenzando a pensar que amas después
de doce días de saco, pasta de dientes, calcetín sudoroso y camiseta vieja (que
tirarás después de acabar la etapa) compartidos con quien enciende luces en el
universo cuando te mira en las duchas... No, no irás con quien eliges, sino con
quien ellos eligieron en "democrático y justo sorteo"... Llevarán un texto
evangélico y no mapa, no móvil, no, no...
Cuando se hayan
cumplido los pasos que marcan 10 quilómetros en un trayecto de diecisiete, te
comerás el bocadillo aplastado de jamón falso y queso marca “Fomento de
Construcciones y Contratas”. Beberás mucho en una fuente llena de moscas y
seguirás el camino...siempre con tu compañero, que hará lo mismo junto a ti sin
maldecir ni profanar las manos amorosas de la monitora que anoche se acostó a
las 4 de la madrugada, se tiró al jefe de campamento con los dedos untados de
aceite de orujo de la peor calidad y se quedará durmiendo hasta las doce mientras tú caminas o
revientas... Ella te ama, pero ama más los muslos peludos del jefe...y uno de
esos pelos aparecerá en el bocata sin que sepas de donde salió.
Leeréis el
evangelio antes de salir, de dos en dos...y estaréis en silencio los diez
primeros quilómetros para rumiar las divinas palabras en los aposentos de
vuestros adolescentes corazones... solo así se aprovecha bien el tiempo, dando
abrigo adecuado a las palabras inspiradas...no como hacen los cristianos falsos y mediocres que piensan en comprar tomates para la ensalada al salir de misa en lugar de en
su propia salvación eterna.
Después del
bocata ya podéis hablar y compartir vuestras reflexiones... Y así hasta que
lleguéis al albergue donde haremos un círculo en la hierba y contaremos a todos
cómo nos ha ido...
II.
Manuel salió tan
temprano del saco que no veía absolutamente nada. Contraviniendo las órdenes
del jefe de campamento que, en ese momento, seguía mugiendo y salivando con la
sacrificada cocinera-monitora, se metió solo en las duchas... se vistió y bajó
a la puerta del albergue a fumar un maldito cigarro... amaneció húmedo, el
día...
Subió de nuevo y
se metió vestido en el saco hasta que sonó una música indescriptible que puso
muelles en las espaldas de sus compañeros y les hizo saltar como chinches en
calzoncillos de sus respectivos lechos maltrechos.
Manu, tú con
Jose...
No abrió la boca,
como un cordero que llevan al matadero...y con una sonrisa que hacía de sol en
un día sin sol por los prados de Galicia, comenzó su andadura, su propio camino...
Su compañero leyó
la santa palabra sentado en una piedra, pero Manu mientras tanto, se acariciaba
tímidamente el vientre y pensaba en lo bueno que era el jabón de la farmacia
que su madre le había echado en la mochila... suave, muy suave... -“Palabra de
Dios”...-Amén. – ¡Que no es amén, hombre!...- ah, sí, es verdad...
Tenía muchas ganas
de hablar, pero Jose callaba obediente y no mintamos, no meditaba, repasaba en su cabeza la
conversación que tuvo ayer con Ana...- Creo que le gusto...(se decía). Nadie está
contigo media hora hablando si no le gustas aunque sea un poco, ¿no?...
Quilómetro 9...
La imagen del libro de catequesis de confirmación que encabeza el tema de la libertad es una
cadena en dos trozos con un sol poniente al fondo...Es buena la foto, se grabó
en su mente como se grabó aquella gomita naranja de la ropa interior bajo aquel ombligo redondo o el
golazo de la final, o el único número rojo en el papel de las notas del
instituto... Y decidió romper las cadenas que le unieron aquel día a Jose. No
es que Jose fuese un mal tipo, es que estaba harto de romper su ritmo porque Jose
hacía fotos una y otra vez a las vacas. Ellas, tristes, húmedas, con ojos de “a
mi qué me importa”, se dejaban fotografiar como hacen las modelos: sin
descomponer las poses, sin mudar ni mutar gestos y posturas... Y Manuel se
cansó de relentizar el paso, de esperar bajo la niebla, de mirar el visor y
escuchar: -¿A qué molan? Son muy auténticas las vacas!!!. A él le dolía el pie
izquierdo y cada paradita le recordaba que aquel pie no estaba bien...
Siguió solo hasta
que un ciclista vasco se bajó de la bici. Se puso a caminar a su lado.
-Aitor,
de Donosti. -Manuel, de Castelló. -¿de la Plana?, -sí, claro...
Le contó su vida,
sus aventuras y desventuras, y Manuel escuchaba aquel relato como si estuviera
viendo una buena peli de historias buenas, dramáticas y profundas. Aitor había
tenido un pasado reciente chungo, chungo...y por eso compró una bici y decidió
irse a Compostela... 15 años, 23... la diferencia no es mucha, pero Aitor había
vivido tan aprisa, le habían pasado tantas cosas!!!... -Oye, ¿no cojeas un poco?. -Sí, duele un poco este pie...- A ver, déjame...
Sobre un hito
quilométrico descalzó su pie hinchado. Y arrugó los dedos al sentir el fresco
remedio y la suavidad de la crema entre dedos de pies y mano... Aquello era
genial... El cristo vasco aparecido en el camino de Emaús le sanaba y salvaba
del mirar de las vacas, del silencio de Jose, de la mirada inquisidora del jefe
de la expedición... Los prejuicios siempre acaban creciendo en las mentes
adolescentes, auque se luche contra eso para afianzar la propia
personalidad...y salieron en forma de pensamiento estúpido: - luego dicen que
los vascos son mala gente!... somo si estar en esta o aquella esquina del
planeta loco determinase la bondad de los seres o su capacidad de compasión...
-Listo!, verás como
ahora andas mejor...ponte el calcetín, anda...
Anda, ya lo creo
que anda...uno apoyado en su bastón, el otro en el manillar de su caballo de
hierro...hasta que Aitor le abraza, le dice: - Aquí un amigo para lo que
quieras, nos vemos en Donosti, que ahí tienes tu casa...Y monta de nuevo en su
cabalgadura azul metalizado y vuelve a ser quién fue... el ciclista vasco...un
buen tipo...
III.
Llegó al albergue
solo, tres quilómetros lloviendo... el montoncito de cabellos negros que había
compuesto en el centro de su cráneo por la mañana podía haber producido unas hermosas flores si hubiese pensado en poner semillas dentro, pero el agua le
había dejado aspecto de pajarillo indefenso... la capa de plástico rota por el
viento, los pantalones llenos de barro y mierda de vaca, los ojos llenos de luz
y la sonrisa pintada haciendo de sol en un día sin sol...
- - ¿Eres
idiota o te haces el idiota?...(escupió de su alma sucia el predicador de los
valores cristianos de occidente)... Manuel, sentado en el suelo, comía ahora su bocadillo...no había
sentido hambre hasta ese momento y no tenía costumbre de comer a media mañana.
Era casi la una y comía, así de simple...
De un manotazo le tiró el bocadillo al barro... abrió el maletero del coche
en el que dormitaba la monitora-cocinera-folladora, cogió otro bocata aplastado,
se lo dio y le ordenó que volviese al quilómetro 10, se comiese allí el
bocadillo y regresara al albergue... -Y me da igual si luego te mueres de una
pulmonía, y me da igual que llueva, y me da igual que te cagues en mis
muertos... haces lo que te mando o te facturo mañana con tu madre...
Todos miramos con estupor.
Todos callamos como momias mojadas.
Todos esperábamos que abriesen el albergue, pero la encargada estaba
tratando de librar el coche de las fauces del barrizal y se tardaba mucho...
Todos estábamos mirando el sol bajo la lluvia, el sol de aquel rostro que,
de momento, adquirió la belleza y los ademanes de un hombre maduro y sereno...
de repente Manuel tenía 40 hermosos años... Se levantó de un salto. Tiró la
mochila al suelo. La volvió a recoger y se la volvió a cargar en los hombros.
Estiró el fragmento de chubasquero sobre ella y colocó el bocadillo aplastado
en el bolsillo derecho de sus pantalones de soldado. La primera pareja de
compañeros llegaba en ese instante y bromearon: - Hey Manu, ¡que vas en
dirección contraria, tonto!...
Desandó el camino, aguantó como un campeón las estupideces de todos los que
iban en la dirección “correcta” y le encontraban “a contracorriente”. Todos a
poniente...él al país del sol naciente y las vacas vagas...Todos satisfechos y
con el alma llena de palabras de dioses y monstruos, rumiadas durante diez
quilómetros de silencio...él más satisfecho aun de ser “como nadie”, de andar
al revés, de comer cuando tiene hambre y de caminar con quien le abre su alma aun
sin conocerte... Comió el bocadillo, ahora por puro amor propio...rehizo por
tercera vez cada una de sus huellas confundidas con la lluvia y los pasos de
sus cincuenta compañeros y compañeras... todas esas huellas hacia donde se
oculta el sol, hacia el oeste...y solo las suyas hacia el país de los ciclistas
amables y de las cremas que hacen milagros...
IV.
Ahora estoy solo...solamente yo le veo regresar después de haber hecho y
deshecho el mismo camino... ya no llueve... el humo de mi cigarro sube lento,
bello, hacia las hojas de una acacia...
- - ¿Me das
uno?...- ¿Un cigarro?...Claro, hombre...
Se ha recompuesto el montoncito de cabellos en el centro de la cabeza...de
norte a sur, como a él le gusta... fuma con una sonrisa imposible de
describir... -¿Puedo fumar otro?...me ha gustado...
Amanece en el albergue...muchos de los culos con muelles que el día
anterior se levantaron eufóricos, ahora
se han convertido en sigilosos pies descalzos que han investigado en la litera
vacía de Manuel. Se levantó más temprano que nadie. Escribió una nota que
deslizó bajo la puerta del follador malnacido y la monitora abnegada. Llamó a
su madre, le comunicó que iría solo hasta Santiago...- No te preocupes, que
solo quedan dos etapas... además llevo el móvil... Luego cojo un avión y me
vuelvo... Ella estuvo de acuerdo, siempre confió en él...
Vino con nosotros dos... -Manuel de Castelló, dijo...
Y comenzó a contarnos
sus cosas y sus casos...todo muy intenso para un chaval tan joven...se abrió de
par en par y fumó y bebió y compartió nuestra mesa... Compró en la farmacia la
crema milagrosa donostiarra que también hacía milagros en Galicia... y, de
nuevo, hizo de sol en un día nublado cuando sonrió ante las piedras verdes de
la catedral...
Una cadena en dos trozos parecía dibujarse flotando en aquel cielo que comenzaba a
dejar paso a la luz de media mañana...
Creció tanto en tres días aquel muchacho!!! Que nunca más se sintió mal por
andar al revés de todos, por encaminarse hacia su propio amanecer, hacia su mar Mediterráneo... Contra todo y contra todos,si es necesario, pero a favor de si
mismo...
Un abrazo...- Mi casa es vuestra casa, cuando queráis nos vemos junto al mar... aquí un amigo para lo que necesitéis...
Buen camino!!!...
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