2012/08/07

Manuel... caminando al revés


Las instrucciones eran claras y distintas, pero no lo son tanto cuando las libertades escuchan, asienten y, después, modifican según la voluntad o los acontecimientos van dictando...
Esos “educadores”, monitores y animadores desalmados (¿se puede animar cuando no se tiene alma?) que organizaron todo, habían acordado darle un punto de experiencia fundante a aquella etapa del Camino. No irían en grupo grande, sino de dos en dos...No con quien quieres, sino con quien te toca. No con quien estás comenzando a pensar que amas después de doce días de saco, pasta de dientes, calcetín sudoroso y camiseta vieja (que tirarás después de acabar la etapa) compartidos con quien enciende luces en el universo cuando te mira en las duchas... No, no irás con quien eliges, sino con quien ellos eligieron en "democrático y justo sorteo"... Llevarán un texto evangélico y no mapa, no móvil, no, no...
Cuando se hayan cumplido los pasos que marcan 10 quilómetros en un trayecto de diecisiete, te comerás el bocadillo aplastado de jamón falso y queso marca “Fomento de Construcciones y Contratas”. Beberás mucho en una fuente llena de moscas y seguirás el camino...siempre con tu compañero, que hará lo mismo junto a ti sin maldecir ni profanar las manos amorosas de la monitora que anoche se acostó a las 4 de la madrugada, se tiró al jefe de campamento con los dedos untados de aceite de orujo de la peor calidad y se quedará durmiendo hasta las doce mientras tú caminas o revientas... Ella te ama, pero ama más los muslos peludos del jefe...y uno de esos pelos aparecerá en el bocata sin que sepas de donde salió.
Leeréis el evangelio antes de salir, de dos en dos...y estaréis en silencio los diez primeros quilómetros para rumiar las divinas palabras en los aposentos de vuestros adolescentes corazones... solo así se aprovecha bien el tiempo, dando abrigo adecuado a las palabras inspiradas...no como hacen los cristianos falsos y mediocres que piensan en comprar tomates para la ensalada al salir de misa en lugar de en su propia salvación eterna.
Después del bocata ya podéis hablar y compartir vuestras reflexiones... Y así hasta que lleguéis al albergue donde haremos un círculo en la hierba y contaremos a todos cómo nos ha ido...

II.
Manuel salió tan temprano del saco que no veía absolutamente nada. Contraviniendo las órdenes del jefe de campamento que, en ese momento, seguía mugiendo y salivando con la sacrificada cocinera-monitora, se metió solo en las duchas... se vistió y bajó a la puerta del albergue a fumar un maldito cigarro... amaneció húmedo, el día...
Subió de nuevo y se metió vestido en el saco hasta que sonó una música indescriptible que puso muelles en las espaldas de sus compañeros y les hizo saltar como chinches en calzoncillos de sus respectivos lechos maltrechos.
Manu, tú con Jose...
No abrió la boca, como un cordero que llevan al matadero...y con una sonrisa que hacía de sol en un día sin sol por los prados de Galicia, comenzó su andadura, su propio camino...
Su compañero leyó la santa palabra sentado en una piedra, pero Manu mientras tanto, se acariciaba tímidamente el vientre y pensaba en lo bueno que era el jabón de la farmacia que su madre le había echado en la mochila... suave, muy suave... -“Palabra de Dios”...-Amén. – ¡Que no es amén, hombre!...- ah, sí, es verdad...
Tenía muchas ganas de hablar, pero Jose callaba obediente y no mintamos, no meditaba, repasaba en su cabeza la conversación que tuvo ayer con Ana...- Creo que le gusto...(se decía). Nadie está contigo media hora hablando si no le gustas aunque sea un poco, ¿no?...
Quilómetro 9... La imagen del libro de catequesis de confirmación que encabeza el tema de la libertad es una cadena en dos trozos con un sol poniente al fondo...Es buena la foto, se grabó en su mente como se grabó aquella gomita naranja de la ropa interior bajo aquel ombligo redondo o el golazo de la final, o el único número rojo en el papel de las notas del instituto... Y decidió romper las cadenas que le unieron aquel día a Jose. No es que Jose fuese un mal tipo, es que estaba harto de romper su ritmo porque Jose hacía fotos una y otra vez a las vacas. Ellas, tristes, húmedas, con ojos de “a mi qué me importa”, se dejaban fotografiar como hacen las modelos: sin descomponer las poses, sin mudar ni mutar gestos y posturas... Y Manuel se cansó de relentizar el paso, de esperar bajo la niebla, de mirar el visor y escuchar: -¿A qué molan? Son muy auténticas las vacas!!!. A él le dolía el pie izquierdo y cada paradita le recordaba que aquel pie no estaba bien...
Siguió solo hasta que un ciclista vasco se bajó de la bici. Se puso a caminar a su lado. 
-Aitor, de Donosti. -Manuel, de Castelló. -¿de la Plana?, -sí, claro...
Le contó su vida, sus aventuras y desventuras, y Manuel escuchaba aquel relato como si estuviera viendo una buena peli de historias buenas, dramáticas y profundas. Aitor había tenido un pasado reciente chungo, chungo...y por eso compró una bici y decidió irse a Compostela... 15 años, 23... la diferencia no es mucha, pero Aitor había vivido tan aprisa, le habían pasado tantas cosas!!!... -Oye, ¿no cojeas un poco?. -Sí, duele un poco este pie...- A ver, déjame...
Sobre un hito quilométrico descalzó su pie hinchado. Y arrugó los dedos al sentir el fresco remedio y la suavidad de la crema entre dedos de pies y mano... Aquello era genial... El cristo vasco aparecido en el camino de Emaús le sanaba y salvaba del mirar de las vacas, del silencio de Jose, de la mirada inquisidora del jefe de la expedición... Los prejuicios siempre acaban creciendo en las mentes adolescentes, auque se luche contra eso para afianzar la propia personalidad...y salieron en forma de pensamiento estúpido: - luego dicen que los vascos son mala gente!... somo si estar en esta o aquella esquina del planeta loco determinase la bondad de los seres o su capacidad de compasión...
-Listo!, verás como ahora andas mejor...ponte el calcetín, anda...
Anda, ya lo creo que anda...uno apoyado en su bastón, el otro en el manillar de su caballo de hierro...hasta que Aitor le abraza, le dice: - Aquí un amigo para lo que quieras, nos vemos en Donosti, que ahí tienes tu casa...Y monta de nuevo en su cabalgadura azul metalizado y vuelve a ser quién fue... el ciclista vasco...un buen tipo...

III.
Llegó al albergue solo, tres quilómetros lloviendo... el montoncito de cabellos negros que había compuesto en el centro de su cráneo por la mañana podía haber producido unas hermosas flores si hubiese pensado en poner semillas dentro, pero el agua le había dejado aspecto de pajarillo indefenso... la capa de plástico rota por el viento, los pantalones llenos de barro y mierda de vaca, los ojos llenos de luz y la sonrisa pintada haciendo de sol en un día sin sol...
-        -  ¿Eres idiota o te haces el idiota?...(escupió de su alma sucia el predicador de los valores cristianos de occidente)... Manuel, sentado en el suelo, comía ahora su bocadillo...no había sentido hambre hasta ese momento y no tenía costumbre de comer a media mañana. Era casi la una y comía, así de simple...
De un manotazo le tiró el bocadillo al barro... abrió el maletero del coche en el que dormitaba la monitora-cocinera-folladora, cogió otro bocata aplastado, se lo dio y le ordenó que volviese al quilómetro 10, se comiese allí el bocadillo y regresara al albergue... -Y me da igual si luego te mueres de una pulmonía, y me da igual que llueva, y me da igual que te cagues en mis muertos... haces lo que te mando o te facturo mañana con tu madre...

Todos miramos con estupor.
Todos callamos como momias mojadas.
Todos esperábamos que abriesen el albergue, pero la encargada estaba tratando de librar el coche de las fauces del barrizal y se tardaba mucho...
Todos estábamos mirando el sol bajo la lluvia, el sol de aquel rostro que, de momento, adquirió la belleza y los ademanes de un hombre maduro y sereno... de repente Manuel tenía 40 hermosos años... Se levantó de un salto. Tiró la mochila al suelo. La volvió a recoger y se la volvió a cargar en los hombros. Estiró el fragmento de chubasquero sobre ella y colocó el bocadillo aplastado en el bolsillo derecho de sus pantalones de soldado. La primera pareja de compañeros llegaba en ese instante y bromearon: - Hey Manu, ¡que vas en dirección contraria, tonto!...
Desandó el camino, aguantó como un campeón las estupideces de todos los que iban en la dirección “correcta” y le encontraban “a contracorriente”. Todos a poniente...él al país del sol naciente y las vacas vagas...Todos satisfechos y con el alma llena de palabras de dioses y monstruos, rumiadas durante diez quilómetros de silencio...él más satisfecho aun de ser “como nadie”, de andar al revés, de comer cuando tiene hambre y de caminar con quien le abre su alma aun sin conocerte... Comió el bocadillo, ahora por puro amor propio...rehizo por tercera vez cada una de sus huellas confundidas con la lluvia y los pasos de sus cincuenta compañeros y compañeras... todas esas huellas hacia donde se oculta el sol, hacia el oeste...y solo las suyas hacia el país de los ciclistas amables y de las cremas que hacen milagros...

IV.
Ahora estoy solo...solamente yo le veo regresar después de haber hecho y deshecho el mismo camino... ya no llueve... el humo de mi cigarro sube lento, bello, hacia las hojas de una acacia...
-         - ¿Me das uno?...- ¿Un cigarro?...Claro, hombre...
Se ha recompuesto el montoncito de cabellos en el centro de la cabeza...de norte a sur, como a él le gusta... fuma con una sonrisa imposible de describir... -¿Puedo fumar otro?...me ha gustado...     
Amanece en el albergue...muchos de los culos con muelles que el día anterior se levantaron eufóricos,  ahora se han convertido en sigilosos pies descalzos que han investigado en la litera vacía de Manuel. Se levantó más temprano que nadie. Escribió una nota que deslizó bajo la puerta del follador malnacido y la monitora abnegada. Llamó a su madre, le comunicó que iría solo hasta Santiago...- No te preocupes, que solo quedan dos etapas... además llevo el móvil... Luego cojo un avión y me vuelvo... Ella estuvo de acuerdo, siempre confió en él...
Vino con nosotros dos... -Manuel de Castelló, dijo...
Y comenzó a contarnos sus cosas y sus casos...todo muy intenso para un chaval tan joven...se abrió de par en par y fumó y bebió y compartió nuestra mesa... Compró en la farmacia la crema milagrosa donostiarra que también hacía milagros en Galicia... y, de nuevo, hizo de sol en un día nublado cuando sonrió ante las piedras verdes de la catedral...
Una cadena en dos trozos parecía dibujarse flotando en aquel cielo que comenzaba a dejar paso a la luz de media mañana...
Creció tanto en tres días aquel muchacho!!! Que nunca más se sintió mal por andar al revés de todos, por encaminarse hacia su propio amanecer, hacia su mar Mediterráneo... Contra todo y contra todos,si es necesario, pero a favor de si mismo...
Un abrazo...- Mi casa es vuestra casa, cuando queráis nos vemos junto al mar... aquí un amigo para lo que necesitéis...
Buen camino!!!...